
Y luego dicen que los toros no llevan gente a los ruedos.
Por supuesto que llevan pero hace falta un reclamo atractivo, un torero que sea capaz de anunciarse hoy en una plaza y al día siguiente ser monotema en aquella ciudad e incluso traspasar sus fronteras y provocar migraciones como las de aquellas aves que viajan al abrigo del abrazo tibio y protector del sol africano o de las marismas del Guadalquivir.
Foto: www.burladero.com
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