13/6/11

Matarile, rile, rile...

Últimamente Manolo Martín no gana para disgustos. Y nosotros tampoco.

Acabó la feria de San Roque pasada con un disgusto de padre y muy señor mío por culpa de los tejemanejes que entre toreros, empresario y demás intervinientes en eso de montar ferias de toros en los pueblos embrollaron, y que obligaron a cambiar una corrida de Ibán ya embarcada allá en la sierra madrileña, para lidiarse, finalmente, una piara de seis astados escandalosamente mal presentada, sangrando de forma vergonzante por los pitones y que, como no puede ser de otra forma cuando las cosas mal empiezan, ofrecieron una apoteósica y meritoria demostración de qué no es un toro bravo.

Manifestamos enérgicamente nuestra protesta, nuestro completo desacuerdo con la gestión del empresario y solicitamos, junto al Club Taurino, la rescisión del contrato que une a Manolo Martín con el consistorio alfareño. Por nuestra parte, poco más podíamos hacer como asociación salvo confiar en la acertada intervención del ayuntamiento.

Sin embargo, alegando entre otras cuestiones, unas legales, el Ayuntamiento decidió mantener al empresario. Nosotros, profanos en materias ajenas a lo puramente taurino, finalmente abandonamos nuestro sitio en la comisión taurina mientras estuviese Manolo Martín gestionando la plaza de toros.

Finalizó el año y comenzó la temporada hace apenas unos meses. Ciudad Rodrigo, una bonita ciudad de la provincia de Salamanca, celebró su famoso Carnaval del Toro, donde se dan varios festejos organizados por Manolo Martín. Pues bien, la prensa se hizo eco de los problemas con la Mesa de Seguimiento del Convenio Nacional Taurino. Por lo visto, la empresa tenía problemas para satisfacer pagos pendientes.

Hace apenas dos semanas, leímos nuevamente en los periódicos que la plaza de toros de Cáceres fue tomada por la policía, los toreros a hombros, los areneros rastrillo en ristre, los mulilleros guardando a los equinos, los espectadores que se creyeron que el ruedo era la Puerta del Sol tras el 15-M y se indignaron, dicen que también el párroco de la iglesia, un perro que pasaba por allí, un gato que ya estaba adentro y quién sabe quién más. Hasta los de los pueblos de al lado, enterados del pitote, marcharon en romería para que en el coso cacereño no quedase un grano de albero sin pisar. El caso es que el cisco fue de berlanguiano para arriba, porque por lo visto se habían perdido las llaves de los toriles y no había tutía que los abriese. ¿Dónde están las llaves? Preguntaban en los tendidos. Matarile, rile-rón canturreaba algún anonymous… Oficialmente la empresa colgó un cartel suspendiendo la corrida unilateralmente por predicción de lluvias. Oficialmente también, a la hora de la corrida, en las fotos se aprecia que luce el sol y que el ruedo se encuentra en condiciones de celebrarse un espectáculo seguro para los toreros. Probablemente por eso éstos decidieron no suspenderla. Oficialmente, además, la empresa manifestó que un artículo del reglamento permitía suspender la corrida. También oficialmente, dijo la empresa que apenas había vendido más de 120 entradas. ¿Que cuál es la cabeza de la empresa de Cáceres? Manolo Martín.

Pero aquí no acaba la mala suerte para este empresario, pues esta misma semana, saltaban a la palestra dos nuevas noticias vinculadas a su persona: por un lado, el ayuntamiento de Teruel le rescinde el contrato por incumplimiento de varios pagos comprometidos, y por otro, que Miguel Abellán, su poderdante, ha decidido partir peras con él y marchar por su lado. Manolo se queda así sin el apoderamiento de un torero que en Alfaro hemos tenido ocasión de ver en alguna ocasión, y sin la plaza maña, que sí existe y no consiente que alguien no liquide sus compromisos de años anteriores.

La verdad es que si nos dejamos llevar por estas mimbres, cualquiera puede estar en su derecho de dudar qué tipo de cestos nos ofrecerá Manolo en Alfaro si es que los prepara. Aún así, debemos ser prudentes y esperar con paciencia la presencia del empresario en nuestra ciudad para leer cuáles son sus propuestas y qué plantea para levantar una feria que en los dos últimos años ha sido golpeada, además de por la crisis, por una gestión clamorosamente mejorable.

Estamos ya a mediados de junio y nadie sabe nada. Esperemos que él tenga la feria cerrada y que no ocurra lo que el año pasado, que se conocieron los carteles a falta de quince días para el inicio de la feria y a través de los medios de comunicación. Recordar, para que no se repita, que se inició a publicitar la propia feria en la ciudad y los alrededores el día 4 de agosto. Esperemos también que no se comprometa a traer toreros que luego no se pueden pagar, que vengan las ganaderías que se anuncian en los carteles, que si se produce un cambio de hierros por fuerza mayor, que se comunique pertinentemente tal y como dice la legislación, en taquillas y a la vista de todo el mundo. En fin, esas cosas que parecen tan obvias…

Eso sí, de una cosa podemos estar tranquilos, no todo van a ser calamidades. En Alfaro jamás sucederá lo que en Cáceres. Por suerte, la puerta de toriles no tiene cerradura. Se abre con un cerrojo, concretamente uno de embutir. Es de hierro y nos hemos asegurado de comprobar que ni siquiera se atasca ni chirría. Una gozada.

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