Un año más, el mes de junio es el elegido por nuestra asociación para celebrar el Día del Socio y dar rienda suelta, de primera mano aquel que así lo desee, al gusanillo taurino que todos los socios, en mayor o menor medida, sentimos al pisar una plaza de toros e imaginarnos, por un momento, ser nosotros los protagonistas de una lucha cuerpo a cuerpo entre la fuerza y la inteligencia.
El pasado sábado, día 12 de junio, amaneció lluvioso y encapotado, derivación lógica de una noche anterior en la que los litros de agua cayeron con la misma alegría y constancia que el zurracapote y el buen vino de Rioja en los cuartos de las peñas en las fiestas agosteñas.
El centro de operaciones fue la finca de Pascual, en Castejón y poco después del medio día, tuvo lugar la primera tienta de becerras, el primero de los actos que estaban programados. Allí, fueron varios los valientes que quisieron dar muestra del momento en el que se encontraban, consiguiendo lances bastante memorables que, si bien algunos de ellos iban justos de técnica, eran suplidos con torería y entrega. Importantes fueron los momentos de pique sano brindados por "El Moro" y Jesús, el mando con el capote de Fermín para parar cualquier astado que se le pusiese por delante, el embrujo de "El Bodeguitas" o el sabor añejo de la muleta de un socio que siente el toreo en sus entrañas. Destacar el brillante juego que dió la primera de las becerras, de embestida dulce y noble por un pitón izquierdo apenas incipiente.
A continuación, se soltaron varias reses para recortar y quebrar pero debido el mal estado del terreno, bastante húmedo por la lluvia caída, se decidió no correr riesgos innecesarios y pasar a dar buena cuenta de una suculenta comida: una parrillada de carne donde las chuletas, las chistorras, las salchicas, las pancetas y otras delicadas partes del cuerpo del más sucio de los animales de granja hicieron las delicias de grandes y pequeños. Por supuesto, regaron la mesa los caldos tintos de Alfaro, cortesía de la bodega Palacios Remondo. Vaya desde aquí nuestro agradecimiento.
Después de reposar los postres y los cafés, ya entrada la tarde, se volvió a tentar una nueva becerra, que volvió a hacer las delicias de los socios permitiendo el lucimiento de los que se atrevieron a coger los trastos. Finalmente, como fin de fiesta, se organizó un concurso de Don Tancredo. Los más osados aguantaron como jabatos sobre unas sillas y fueron merecedores de los premios que se repartieron al final de la tarde. Hubo tiempo para que algunas socias se atreviesen a torear al alimón con el capote y que los más jóvenes diesen sus primeros lances. Si mantienen la afición, a buen seguro disfrutaremos con ellos, y mucho, de los años que están por venir. Calidad no les falta.
Y como las palabras no son sino descripción oral de unos hechos, queda aquí el vídeo de la tienta con las tres becerras. Juzguen ustedes mismos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario